sábado, 27 de enero de 2018

Braguino

En la taiga siberiana viven unos cazadores y sus extensas familias, están llenos de hijos, viven bajo sus propias reglas, aislados en su propio mundo. Para llegar hasta allá se necesita usar helicópteros, los mismos con los que aparecen militares y su presencia molesta a estos pobladores que se sienten invadidos en lo que llaman sus terrenos, sólo en éste caso se unen para planear que hacer con éstas presencia intimidantes, llegan estos fuertemente armados. Pero poco o nada pueden hacer frente al poder del gobierno que los ignora. El resto del tiempo, en especial los Braguines, la familia con la que más se identifica el director francés Clément Cogitore y vemos más en pantalla, hablan mal entre sí,  compiten entre ellos y marcan distancias, inclusive hablan de llegar a haber violencia entre los distintos habitantes.

La más impresionante escena de éste pequeño pero poderoso documental de tan sólo 49 minutos de duración es cuando ante la cámara de pronto haciendo su danza amenazante aparece un gran oso. El padre de la familia protagonista, un hombre de larga barba y algunos dientes faltantes, que está junto a su hijo, un muchacho, le pregunta al cámara a unos metros del fiero animal si teme a los osos, la ironía es clara, cualquiera, desde luego, pero estos valientes cazadores no. Carga su arma, apunta y da un primer disparo, acierta, el oso aún se mueve, viene un segundo disparo, lo mata, no ha pasado nada, todo tranquilo y en control.

Es una vida simple, de campo, pero emocionante para los que vemos desde afuera, para ellos “rutinaria” (salvando los rumores de conflictos internos; y los que les parecen invasores; la sombra de la violencia y la muerte), algo cotidiano y repetitivo, como los tantos niños jugando en la orilla de los ríos, observando como atraviesan el agua y vienen sus vecinos a visitarlos. En los pequeños están las miradas y los silencios expectantes, inocentes, de sorpresa. El padre protagonista, el héroe común de ésta película, sale en lancha a motor a cazar aves. Pone el ojo, apunta, dispara, sólo necesita un disparo, cae muerta al agua un ave. Vuelve a apuntar, suena un segundo disparo, cae otra ave muerta al río, tiene una puntería asombrosa.

Los niños pelan patos, les quitan las plumas, jugando. Una niña usa unas pantuflas únicas, de piel real de oso. No cometamos el error de subestimar a estos pobladores, son sencillos, pero inteligentes, como ver al hijo mayor de los Braguines manejar radios que ellos reparan, adaptan y reconstruyen. Braguino (2017) es un documental de lo común de sus vidas, no fuerza nada, en conjunto muestra elecciones interesantes y significativas de ésta vida rural, aunque a veces oíamos conversaciones poco trascendentes y repetitivas. Para ser un documental de cine arte minoritario tiene el tiempo preciso y muy buen ritmo. 

Good Luck

Así inician su trabajo unos mineros, deseándose un llano pero trascendental buena suerte. La primera parte nos muestra a los empleados estatales de una mina subterránea de cobre de 400 metros de profundidad, en Serbia. Una pequeña banda sin identificación abre el filme. Un hombre toca el acordeón dentro de la mina. Los rostros de los mineros son filmados en blanco y negro, la cámara fija los mira atentos, ellos tratan de no sonreír, a veces lo hacen, mayormente se mantienen serios, no saben qué hacer, es la toma de su humanidad, de su importancia, cuando ellos se ven humildes.

Los entrevistan sentados en grupo en el interior de la oscura mina, ellos minimizan la situación con su ausencia absoluta de solemnidad, no pretenden ser un drama social, ya basta con la realidad de alrededor que atrapa la cámara, ellos únicamente quieren un mejor pago, un pago justo, y darles un buen futuro a sus familias, lo dicen tranquilos, entre muchas bromas.

El director americano Ben Russell trata de hacerlos hablar, la mayoría no es muy despabilada, escapan de las preguntas serias y emocionales con chascarrillos, tomándose el pelo entre ellos, son de pocas palabras, son tipos fuertes y muy sencillos, aquí no hay figuritas de álbum, hay seres humanos. Sorprende ver su alegría, educación y buena onda, su trabajo es difícil y muy arriesgado, pueden perder la vida en cualquier momento, sólo basta un poco de mala suerte. Sin embargo, son los más firmes.

La segunda parte del documental muestra a los trabajadores de una operación ilegal minera de oro en los trópicos de la selva de Surinam, América del sur. Son gente de color, muchos muy jóvenes. La cámara sigue sus recorridos largos en tiempo real. El filme es lento. Dura 143 minutos. A ambos grupos los vemos haciendo cosas mínimas, repetitivas, rutinarias, que les exigen resistencia y paciencia. Una canción cierra la última parte, remite a la vida de éstos mineros, sobre lo que hacen, sobre su búsqueda de oro, su tipo de vida y el pago que tienen, sobre su trabajo en equipo y su dura lucha de sobrevivencia. Es una canción secretamente melancólica (debajo de un buen ritmo), como quizá sea la vida de estos templados mineros.

jueves, 25 de enero de 2018

Una Mujer Fantástica

Marina Vidal (Daniela Vega) es un transexual que cantando en un lugar enamora a un hombre de cierto estatus social y ya mayor, Orlando (Francisco Reyes). Todo entre ellos es puro amor, muy normal, muy tranquilo, conviven, hasta que Orlando de repente sufre un aneurisma cerebral y muere. De ahí en adelante viene el vía crucis de Marina, cuando quiere acompañar la misa y el entierro de Orlando, y los familiares de él no pueden soportarlo.

Una Mujer Fantástica (2017), del chileno Sebastián Lelio, es una película de homofobia y lucha por la aceptación de la opción sexual, podríamos decir que es una película más del tema, pero la sensibilidad que otorga Daniela Vega en el retrato de los guionistas -Sebastián Lelio y Gonzalo Maza- es sublime. Hay indudablemente un toque efectista y manido en el asunto, pero también elementos que hacen de Marina una mujer transexual interesante y empática. Ella tiene un lado común, es mesera, pero también ama la lírica y tiene una bella voz. Esta música refinada le da cierta dimensión al personaje.

El filme se mueve entre lo llano pero tiene de inteligente. Oscila entre la redundancia de la temática y un toque de originalidad que otorga su sensibilidad. Todo esto es propio de Daniela Vega, que salvo algunos momentos, le da mucha figura a su personaje, como sí éste fuera casi ella misma, un ser muy de carne y hueso. Hay momentos que me son placeres culpables, como aquel obvio viento metafórico de su situación y ponerse a cantar como quien decide liberarse del peso del rechazo por uno mismo, porque Marina en un momento acepta cada insulto y humillación, lo cree normal, pero más tarde se da cuenta que no es así, que nada justifica esa mirada homofóbica, y que más que una freak, es una mujer fantástica.

Gloria (2013), el salto a la popularidad de Sebastián Lelio, tiene mucho parecido con Una Mujer Fantástica, tiene 2 grandes actrices que representan mucho para cada filme. Una algo experimentada Paulina García a la que le llega la fama tarde, internacional; y una novel Daniela Vega que le viene natural la actuación o, quizá mejor dicho aunque suene poético, el personaje es lo que lleva en el alma. Y eso es lo que trasmite en cada escena, superando algunos momentos nada sutiles y nada iluminados como cuando es atacada por los parientes.  

Lo que está muy bien, que aporta bastante, es ese toque a realismo mágico y a misterio fantasmal que tiene la propuesta, ese aire de la muerte cada cierto rato, como algo positivo en la superación y trascendencia de la protagonista con quien es, el espíritu que la ama, la reconoce tal cual y la guía hacia la conjunción del adiós que está fuertemente emparentado con su opción sexual. La muerte termina siendo algo paradójicamente constructivo, cuando en (lógica) primera instancia suena tan destructiva y aparentemente deja desamparada a Marina. Puede no ser el mensaje que más nos guste, que nos suena también superficial, la muerte nunca será algo fácil de aceptar ni de admirar ni buscar, pero es un mensaje y uso no tantas veces frecuentado, o no tan bien justificado, y no se puede negar el alcance que otorga al producto.

Todo llega por medio de un cine amable, que a veces le cobra altura, pero le suple su sensibilidad, creer el sufrimiento de Marina, sentir que tuvo algo único y que esto la salvará de tener un mundo horrible. 

martes, 16 de enero de 2018

La forma del agua

Una empleada de limpieza muda llamada Elisa (Sally Hawkins) descubre que a donde trabaja han llevado a un espécimen sinigual, un anfibio humanoide (Doug Jones), para estudiarlo. En el lugar es cuidado por un agente policial, Richard Strickland (Michael Shannon), y estudiado científicamente por el doctor Robert Hoffstetler (Michael Stuhlbarg). A Strickland le importa muy poco el espécimen, sólo quiere avanzar en su trabajo y pasar a otra cosa.  Strickland es cruel con éste monstruo, que recuerda a El monstruo de la laguna negra (1954). No obstante el anfibio del filme de Guillermo del Toro es tratado también de manera diferente, mostrando lo freak que es el director mexicano haciendo que la película sea una historia romántica.

Elisa es una mujer solitaria, en el filme esto está también en su vecino, el que hace Richard Jenkins, mejor amigo y cómplice de Elisa. A su modo Strickland también está sólo, sumido en la típica vida americana, pero con un trabajo especial, cuidar a un monstruo. Strickland es interesante, además de que Michael Shannon es un gran actor. Este hombre parece aburrido de su vida, pero está dispuesto a seguir hacia adelante a toda costa. Su problema es que es un tipo frío y excesivamente práctico, y esto no solo lo hace más fuerte que muchos otros sino también una mala persona. El mejor personaje del filme es sin duda Strickland, aunque más tarde caiga en la convencionalidad de que se cuente una historia made in Hollywood.

Lo que sale del lugar común en ésta propuesta es el hecho de cómo se llega a tratar más tarde al doctor Robert Hoffstetler, un agente ruso encubierto en la guerra fría de los 60s, que finalmente es pura nobleza, por encima de cualquiera de sus trabajos. También sale de lo común cómo Guillermo del Toro retrata la vida sexual de su protagonista, una perfecta Sally Hawkins, en un mundo que parece en varios momentos el de Amelie (2001). Ciertamente luce todo una locura, pero Guillermo del Toro de la forma más inocente lo hará ver muy poético, salvo lo sexual, los desnudos y la insinuación de la dependencia de Elisa de la masturbación (que lo tratará de contrarrestar comiendo cereal y, desde luego, no le funcionará). Lo poético incluye el musical y el baile clásico. Para esto, realmente su anfibio humanoide, salvo por unos momentos a lo E.T. (1982), se comportará tan salvaje como El monstruo de la laguna negra. Apenas se comunicará (aparte de decapitar a un gato de una mordida), aunque con Elisa será muy dócil, a cambio de unos huevos duros (disculpen la ironía anexa de un vulgar doble sentido).

Pero metiéndote en la fantasía, aventura y simpatía del relato de Guillermo del Toro, con unos ataques de justificada crueldad (que otorgan madurez al producto y reducen lo cursi), sumando algo de buen noir, el filme gustará bastante. Es prácticamente ineludible caer rendido al muy noble y dulce sentido que busca dejar la película, el de aceptar el amor poniendo lo físico en un muy segundo plano, éste no importa, entendiendo cómo el amor verdadero sin límite alguno desaparece la soledad, la tristeza y genera un estado de felicidad y fortaleza contra todo pronóstico. Éste sencillo, pero potente mensaje es honestamente hermoso. Será manejado a través de un escape y persecución romántico. El filme brilla de la mano de sus extravagancias, justificadas, en una bonita historia de amor con su toque de horror. 

martes, 9 de enero de 2018

The Florida Project

Una madre joven llena de tatuajes y una actitud inmadura vive con su hija pequeña en un motel cerca de Disneyland. Halley (Bria Vinaite) es ésta madre y Moonee (Brooklynn Prince) es la hija. El director Sean Baker vuelve a retratar la parte fea y pobre de Estados Unidos, tomando de partida estados como California y Florida que tienen mucha belleza y son lugares de asiduo turismo, pero Baker muestra la cara más humilde o poco visitada en la actualidad de estos estados americanos, la que pasa necesidad y sobrevive como puede. Es curiosamente una mirada social de gente marginal, basada de forma importante en su economía.

El filme de Baker muestra gente que es a pesar de, gente con personalidad y actitud, muchas veces con cierta soberbia, su toque de vulgaridad y algo de criminalidad. Moonee es una niña alegre y traviesa de 6 años de edad, que juega y hace mataperradas con sus amigos del motel. No siempre son niños angelicales y tiernos, tienen su lado insoportable. En ello hay balance. Baker no apuesta por entero a ninguna cara, ni a lo sórdido ni a lo enternecedor, pero apunta más, desde luego, a la empatía infantil, al perdón que otorga la edad y la precariedad.

El administrador del motel lo interpreta el talentoso Willem Dafoe, es el que tiene el poder. No obstante, es justo y tiene sensibilidad. Se debe también al dinero, pero es colaborador y entiende a Halley. Baker suele ser muy cool en el sentido de trabajar con la onda tipo hip hop, es decir, juega con el delito, la insolencia, el libertinaje.

The Florida Project (2017) se alarga en la intrascendencia infantil, en las correrías de los niños. La joven madre interviene y le da un toque realista de vulgaridad mezclada con personalidad. No todo es negativo en ella, Baker nunca es total con sus personajes, más bien hasta es comprensivo con sus tantos defectos. Están para que los conozcan y los acepten, no para imponerles la autoridad, la vida ya los golpea bastante y llevan siempre las de perder, por lo que suelen ser rebeldes sinvergüenzas, gente fuerte con su propio código de vida marginal.

Finalmente es la realidad del mundo la que más los golpea, aunque tienen el cuero duro. Igualmente Baker no deja de hacerlos soñadores, nobles y sentimentales en alguna forma, tanto como sobrevivientes orgullosos. Les da momentos de placer en medio de todo, los hace siempre seguir adelante (la naturaleza humana). Moonee vive en un mundo de luz aun en el contexto de su existencia. Tiene ya desde temprano su personalidad. La propuesta es ver ese lado oculto, golpeado, al pie de la ilusión y la vida perfecta. Gran parte del metraje está en un solo lugar, ese motel barato al lado de Disneyland, mientras los niños yacen revoloteando.

sábado, 6 de enero de 2018

The Disaster Artist

James Franco logró sobresalir, tener éxito, hacerse un lugar importante en el cine de Hollywood, luego decidió convertirse al cine marginal, a un tipo de cine independiente, sin abandonar del todo el cine más comercial, y no era tan interesante a decir verdad, pero ha seguido trabajando con un temple de acero, y finalmente su esfuerzo ha rendido fruto. Ha hecho una gran película, sin perder su estilo outsider, ha conseguido una voz contundente.

The disaster artist (2017) es la historia de la relación entre dos mejores amigos, Greg Sestero  (Dave Franco) y Tommy Wiseau (James Franco). James Franco en cierta forma parece identificarse con Wiseau, el querer tanto que escuchen nuestra voz, visión y ser reconocidos, lo mismo que el lado outsider de James Franco, aunque Wiseau lo hace de una manera muy diferente al común denominador. Wiseau y Sestero son actores muy malos, sin talento, pero tienen el sueño de ser actores celebrados y deciden hacer una película, The Room (2003), una película que ha sido considerada de las más malas que se han hecho, pero que logró convertirse en una obra de culto, una película que quien la ve por más mala que es le divierte, se hace querer, como en la película de Franco, que la gente se mata de la risa viéndola, y aunque no fue esa la intención de Wiseau que la ve seria y profundamente ésta provoca amor.

La película que dirige y en la que actúa James Franco es la historia del backstage de The Room, es como ante la frustración de no poder despegar en sus carreras actorales Sestero y Wiseau hacen su propia película de aceptación, ponen en circulación el sueño de sus vidas. En todo esto primero hay un lado perdedor en Wiseau, un tipo misterioso y con mucho dinero, pero extravagante y naif, que salta a poner en acción su meta, un tipo de triunfo frente a las adversidades, un poner en práctica nuestra voluntad contra todo pronóstico, es la lucha de la voluntad y hacer lo que dicen que no podemos hacer, es un canto optimista para cualquiera, vencer la realidad. Luego Wiseau, un tipo raro, distinto, tiene choques, muestra un lado poco simpático, pero eso lo hace muy humano, complejo y transparente, James Franco construye un tipo de verdad. Sestero en cambio es como lo apoda Wiseau, un rostro de bebé, un niño bonito, aunque alguien sin talento. No tiene aparentemente puntos flacos, pero es Wiseau quien pone en marcha su sueño e independencia.

Una curiosidad del filme es que Dave Franco no tiene el tipo físico del verdadero Greg Sestero que tiene tipo de modelo, pero es un buen actor. Esto no es una regla, pero el mundo es así de impredecible. Dave Franco, el hermano de James Franco, hace de un Greg Sestero muy amable y buena persona, el filme se basa en el libro de Sestero y en una inquebrantable amistad y entrañable complicidad que dura hasta hoy en día. Lo curioso además del filme es que en The Room el personaje de sestero es un traidor. Wiseau es un tipo raro, pero muy interesante, le sobra la personalidad. Todas sus locuras están de lleno en su película, como querer enseñar el trasero en escenas sexuales, o en mostrar a un héroe al que el mundo –reflejado en su novia- le paga mal, y termina poéticamente tras un momento violento desesperado.

The Room es un filme realmente entretenido y muy americano, también muy imperfecto, porque Wiseau ve el mundo de manera distinta, su personalidad es diferente a la mayoría, y eso lo plasma con espontaneidad y fuerza en su filme, lo que rescata James Franco y hace de The disaster artist un filme que brilla por su nobleza y autenticidad. Wiseau impone en The Room su condición humana, y todo ello está impreso e identificado en The disaster artist.

The disaster artist tiene una comedia que da risa, su banda sonora también tiene gracia y propone intensidad en su momento. La relación central de esta película además es muy poderosa. Wiseau y Sestero son un gran dúo que sueñan con ser James Dean. A Sestero lo inspira Home Alone (1990), así las bromas van saltando y ganándonos, y el relajo y el conflicto atrayendo la atención. Es el trance de perdedor a triunfador con algo muy propio, con nuestra mayor honestidad, y esto les paga, aunque no sea el camino típico. Y eso es el filme de James Franco y The Room, el triunfo del outsider, del que le dijeron que no podía y lo hizo.

A Quiet Dream

Una chica dueña de un bar comparte sus días con tres mejores amigos que a vista y conocimiento abierto suyo están enamorados de ella, tratan de tener una aventura con ella, buscan enamorarla en cuanto se descuida, pero aunque no los desestima de raíz, los defiende y anda con ellos para arriba y para abajo no acepta a ninguno. En el camino los pretendientes también se relacionan con otras mujeres, aunque por ahí le sacan a su amiga un beso o algún roce. Ésta es una amistad liberal, pero de poco aire sexual (por más que ellos quieran), la chica mantiene el desinterés en ellos, sólo los ve como amigos, aunque queridos. Aparte de ésta relación importante en el filme del chino Lu Zhang en ésta película coreana, semejante al cine indie americano, vemos intrascendencia y extravagancia por doquier.

Se le agrega al padre de la chica que está aparentemente desembarazado del mundo, no puede comunicarse, moverse y yace en silla de ruedas, que hacen ver como una carga para la chica protagonista, pero que a ratos habla mágicamente y se defiende. Es una propuesta muy sencilla, en blanco y negro, que es todo lo indie que puede querer ser, pero que aun así le fastidian los filmes que se realizan en tiempo real como ver a alguien comiendo fideos por una eternidad. El filme tiene humor negro y su lado melodramático, todo acomodado artísticamente como en una postal de cine rebelde y minoritario. Pero a pesar de que es extravagante y busca ser outsider, tiene un lado íntimo que se acerca al cine amable, además de su humor y relajo.

Es un filme que trata de ser inteligente y audaz y lo es a un punto, pero es algo intrascendente. La relación con la chica es lo mejor del filme, por su naturalidad, por solventar una relación de 4 personas, una mujer y tres hombres jóvenes, y no hacerlo vulgar, sino sorprendentemente hacerlo muy cotidiano y normal. Incluso la chica dice a secas, que ellos son sus hombres, y no se trata de dinero, ella es independiente y autosuficiente. Son ellos tres los que incluso son vistos como perdedores y ella con un gran corazón por aceptarlos y hasta soportar la presión de que la estén persiguiendo y “molestando”. Ella no es una mujer promiscua, aunque uno pudiera creerlo, permite algunas pequeñas cosas, pero no tiene sexo con ninguno, marca distancia en cuando a tener algo con ellos.

Cuando llega un tipo apuesto en moto a su bar ella sí queda flechada en el acto, pero es como algo curioso u ocurrente, más que formal o muy serio. En cierta manera este filme es como una comedia de situaciones, pero con un tono de cine indie, de cine discreto, donde hay sequedad, mucha calma y una irreverencia que pretende un humor refinado. Hay tonterías también, y momentos para la foto, como una seguidilla de rarezas tras otras, pero a ratos se le siente la dificultad de caer en la originalidad. No obstante es un filme simpático que sigue la estela del cine del hoy tan popular para la crítica de cine minoritario, Hong Sang-soo.

jueves, 4 de enero de 2018

Sha Po Lang (trilogía)

SPL: Sha Po Lang (Kill Zone)

La primera película la dirige Wilson Yip, antes de que haga su fenómeno sobredimensionado la saga de Yip Man. SPL: Sha Po Lang (2005) vale su peso en oro por su desenlace, totalmente sorpresivo, inesperado y sanguinario, y por la pelea impresionante del final entre Donnie Yen y Sammo Hung que está llena de acrobacias (Sammo Hung es una persona bastante gruesa, pero se mueve con tremenda agilidad y dominio marcial), saltos, caídas y proyecciones, es una pelea bastante aérea y que va destruyendo todo alrededor, tiene una brutalidad grandilocuente, rápida y explosiva, con su bien aplicado toque de exageración. Hung es Wong Po, jefe de una mafia china, de una Tríada, que el detective de policía Chan Kwok Chung (Simon Yam) se ha propuesto llevar a la cárcel aunque sea trasgrediendo la ley. Wong Po manda a matar a un testigo y a su esposa, el detective Chan Kwok adopta a la hija de los difuntos, pero espera morir pronto, tiene un tumor. Antes querrá vencer a Wong Po. 5 policías, incluidos Chan Kwok y el personaje de Donnie Yen, se unen para atrapar a Wong Po. El asesino que mató al testigo y a su esposa es interpretado por un joven Wu Jing y maneja de forma espectacular los cuchillos. Una de las peleas gloriosas del filme es entre Donnie Yen y Wu Jing en un callejón. Donnie Yen usará un bastón de fierro para enfrentarlo. Antes el asesino Jack (Wu Jing) irá tras los policías. Simon Yam aunque no es artista marcial sino actor igualmente tiene escenas de acción emocionantes, pero el peso marcial recae en Donnie Yen que es todo un maestro del combate cuerpo a cuerpo. SPL: Sha Po Lang recuerda a las mejores películas del maestro Johnnie To.

Sha Po Lang 2: A Time for Consequences (Kill Zone 2)

Las películas de Sha Po Lang no tienen conexión entre sí en cuanto a historia, cada una propone un nuevo relato y hasta mismos actores interpretan otros papeles aunque como Sha Po Lang 2 (2015) ha dejado pasar 10 años desde la primera hay actores a los que no se les reconoce con facilidad como es el caso de un más viejo Wu Jing que interpreta a Chan Chi-Kit, un policía de encubierto que al ser descubierto es entregado a una cárcel en Tailandia con un director corrupto que está asociado a una mafia de tráfico de órganos y al mafioso Mr. Hung (un irreconocible Louis Koo). Wu Jing es el sobrino de otro policía (Simon Yam) que quiere hallarlo. Mr Hung necesita un trasplante muy raro y hará todo por conseguirlo. En el filme hay varios artistas marciales impresionantes como Tony Jaa que hace de un guardia tailandés que necesita también un donador urgente para su pequeña hija de 8 años. Tony Jaa tiene peleas en toda magnificencia, muchas, como cuando hay rebelión y fuga masiva en la cárcel tailandesa al tratar Chan Chi-Kit de escapar. El director hongkonés Cheang Pou-Soi es otro genio del cine de acción y propone múltiples y vistosas peleas, intensidad y adrenalina a raudales. Chatchai (Tony Jaa) dudará si corromperse a favor de salvar a su hija o cumplir con su deber moral y ayudar a Chan Chi-Kit con quien peleará más de una vez. En el filme hay nuevamente un asesino bendecido con el uso de los cuchillos y Simon Yam padecerá mucho dolor y peligros en su lucha por liberar a su sobrino. El director de la cárcel interpretado por Zhang Jin, otro artista marcial muy dotado, propondrá unas peleas y coreografías totalmente brutales contra ambos héroes a la vez, contra Tony Jaa y Wu Jing. Sha Po lang 2 tiene escenas de acción más prominentes, abundantes, e incontables vaivenes, y es más cool que su antecesora –hay hasta una persecución en vehículos- salvo la pelea central entre Sammo Hung y Donnie Yen que es de las más apabullantes y sobresalientes del séptimo arte, sumado a su cierre brutal, que no logra superar. Sha Po lang 2 se fija más en tratar de impresionarnos visualmente que en darnos una historia original, aunque resulta solvente, mantiene el interés y no resta al producto, como tener una parte enternecedora con una niña y sus sueños de recuperación. Tony Jaa muestra su lado más sensible como padre, mientras el genial Louis Koo tiene un rol pasivo, más de diálogos inteligentes y desesperados, es el eje, la mente tras los conflictos.

Sha Po Lang: taam long (Paradox)

Vuelve a la dirección Wilson Yip, y toma algunos elementos de la película de Cheang Pou-Soi, pero creando una historia nueva. La hija de un policía hongkonés llamado Lee Chung Chi (Louis Koo) es secuestrada en un viaje a Tailandia, su padre que ha sido un mal padre aunque paradójicamente ama a su hija a su manera dictatorial va en su búsqueda y recibe la ayuda de 2 policías locales, Chui Kit (Wu Yue) y Tak (Tony Jaa). Chung Chi irá hasta las últimas consecuencias por hallar a su hija, y se enfrentará a una red de tráfico de órganos que tiene ramificaciones en el poder político y corrompe hasta a la policía. Louis Koo no es artista marcial pero como Simon Yam es de los mejores actores que posee Hong Kong y trabajan muy bien también el cine de acción, y tiene escenas muy bien coreografiadas, llamativas, veloces y singulares, como cuando va en busca de la mafia de órganos y va peleando y desarticulando uno por uno a cada matón que se va encontrando. Wu Yue domina el Wushu y sus peleas son más grandilocuentes y espectaculares. Ambos son los héroes del filme y se reparten la acción. Su gran enemigo de intercambio de golpes es Sacha (Chris Collins) que brinda los 2 mejores combates del filme, uno bastante extenso contra Tony Jaa que es una delicia de combate y otro con machetes y cuchillos enormes contra Louis Koo y Wu Yue. Esta pelea es altisonante y van destruyendo todo alrededor, con proyecciones de golpes poderosos. Hong Kong y el cine de acción y arte marcial son una de las mejores expresiones de combate del mundo en el séptimo arte, sus coreografías son muy violentas, subyugantes, hermosas y muy originales. A este filme se le agrega un buen thriller, toda la pesquisa por hallar a la hija de Chung Chi. 

lunes, 1 de enero de 2018

Call Me by Your Name

Un muchacho de 17 años vive con sus padres un verano en el norte de Italia en 1983, su nombre es Elio (Timothée Chalamet). Su padre, un estudioso de la arqueología griega, trae consigo un asistente llamado Oliver (Armie Hammer). Elio vivirá su primer amor con Oliver, en ésta historia romántica gay.

El filme será primero la indiferencia de Oliver por buen tiempo para pasar a la seducción de los diálogos y acercamientos sutiles y terminará como un idilio perfecto para ambos. En un inicio el filme los pretende muy cultos, y esto le quita gracia al producto, suenan disforzados y engreídos, aunque la elegancia sea también una virtud del filme, cuando estamos acostumbrados a figuras más pedestres en éste ambiente.

El filme va progresivo, se toma su tiempo en generar la atracción abierta, que cuando llega los vuelve a ambos tal cual unos niños felices. Esa naturalidad para la interrelación es parte importante del filme, se trabaja mucho con la cotidianidad de la vida intelectual y placentera. En Call Me by Your Name (2017) hay cierta discreción, pero no hay polémica ni lamentos, que no sea un corazón roto. El filme son unas vacaciones paradisiacas, leer libros, escuchar música, nadar en un río, hacer deportes playeros, tomar, bailar, conversar, tener mucho tiempo libre.

Elio también tiene una relación heterosexual, con la guapa y encantadora Marzia (Esther Garrel), que es muy dulce y desnuda escultural. Las escenas de sexo centrales son cuidadas, pero consistentes, no es ser vulgar, tampoco carecer de autenticidad. Hay mucho juego entre ellos, el filme se divide en tres etapas, acercamiento y distancia, compenetración y pasión, y despedida, en esto último el filme busca ser poético. A lo que se agrega un contundente y franco monólogo de parte del padre de Elio, interpretado por Michael Stuhlbarg. Venía sonando irreal, se oía demasiado permisivo, hasta que el padre hace una confesión y todo toma forma y credibilidad. Como dice un diálogo, la situación de Elio es la perfecta para él.

El filme no es en nada la típica película de tortura gay, de homofobia, y de superación, sino es una celebración de ésta opción sexual, casi como en un mundo alternativo donde es tratada la relación de manera idéntica, libre y satisfactoria, como cualquiera heterosexual. Elio más bien hará recurso de su personalidad, que la tiene definida, aparte de ser muy inteligente, para conquistar a Oliver, quien por ser algo mayor tiene más reparos y marca distancia.

Donde es más débil -adrede y necesario- Elio es en su sensibilidad, en pasar por su primer amor, porque no tiene dudas sexuales y es hasta audaz con ambos sexos, pero aún está descubriendo el mundo y eso engrandece el filme. Así compensa el ser un chico con tantas habilidades intelectuales que lo puedan convertir en algo fantasioso, demasiado idealista, por eso cuando estos dos amantes dejan tanta mención sabia y pasan a simplemente juguetear, emborracharse y tontear el filme toma más fuerza y realidad.

Call Me by Your Name es un retrato delicado, del italiano Luca Guadagnino, basado en la novela de título homónimo del 2007 de André Aciman. No es un filme agresivo, pornográfico y vulgar como otras muestras contemporáneas de temática gay como La noche (2016) y El desconocido del lago (2013), más bien es mucho más universal y creativo, una clara imagen natural de la homosexualidad hacia lo romántico y esencial.